Hija, estoy a punto de correrme, ¿la saco?
Cuando le dijo a su hija que podía quitarse la ropa para estar más cómoda la jovencita no se imaginó que acabarían así. Aquél fin de semana padre e hija iban a pasarlo a solas, y el hombre se empeñaba en complacerla para que se sintiera bien en casa. Pero la cosa se le fue un poco de las manos. Tras ver como su hija recien salida de la ducha se quitaba la toalla tras pedírselo, no pudo contenerse. Fue al sofá y empezó a besarla y a tocarla, estaba claro que la quería de una forma muy distinta a como un padre quiere a su hija.
En cuanto tuvo oportunidad le metió la polla y comenzó a follársela en el sofá mientras ella, bien abierta de piernas, gritaba y gemía como una zorra. Por fin llegó el momento de la corrida, y el padre no sabía que hacer. Tras preguntarle si podía acabar dentro ella le dijo claramente que no, por lo que se vio obligado a echarle toda su leche encima.