Madre, tápese por favor
Su hijo siempre había mostrado respeto por ella, y más ahora que la mujer tenía una pierna rota. Se ofreció para cuidarla y atenderla mientras estuviera incapacitada. Ello implicaba ayudarla a salir de la ducha, acostarla… pero lo que ninguno de los dos tuvo en cuenta es que una relación tan estrecha conllevaba otras cosas, como por ejemplo una atracción física entre ambos.
De hecho a su madre no le importaba siquiera que el chico la viera desnuda, era él el que le pedía que se tapara para no verle sus tetazas y su coño peludo. Pero en cuanto la acompañó a la cama ambos estallaron. Comenzaron a besarse, a tocarse y el chico le comió el coño. Pronto se desnudó para penetrar a la mujer, cosa que ella deseaba más incluso que su hijo.
Una vez sintió su rabo dentro de su chocho ella se volvió loca, nunca antes había disfrutado tanto, ni siquiera con su difunto marido y padre del chico. Podría haberse corrido dentro de ella, pero era un chico muy respetuoso y prefirió no hacerle ese regalo todavía, así que eyaculó sobre su vientre y su coño peludo mientras la zorra de la madura sonreía complacida.